viernes, 25 de enero de 2013

Saber castigar bien a tu hijo

Siempre nos preguntamos la manera en que debemos, o no, castigar a nuestros hijos y si será la correcta tanto para un apredizaje próspero como para que ninguna de las partes salga perjudicada. Pues bien hoy os enseñaré algunas maneras diferentes de castigar mucho más efectivas y no tan perjudiciales como la antigua y clásica forma.

Bien, antiguamente era muy común el castigo positivo, el cual se aplicaba desgraciadamente también en las escuelas. Éste consiste en presentarle al niño un estímulo aversivo como puede ser un grito, un insulto, una desaprobación e incluso un cachetazo (si se quedaba ahí la cosa...). Esta forma de castigar es la que anteriormente he denominado como clásica y antigua. No aconsejo para nada este tipo de castigo ya que produce efectos muy negativos a largo plazo en el niño como el aprendizaje de la agresividad y saber como desvalorizar al otro, el surgimiento de sentimientos propios muy negativos e incluso de rigidez comportamental en las interacciones sociales. A efectos del castigador, el niño aprende a tenerle miedo y a responder agresivamente hacia él. Éste aprende que no debe realizar la conducta, pero no entiende por qué, por tanto en ausencia del castigador, en este caso los padres, el niño realizará la conducta incorrecta sin miedo, pero no la realizará delante de los padres, no porque crea que no debe hacerlo, sino porque tiene miedo a las consecuencias negativas.

Ahora os diréis todos los que habéis recibido este tipo de educación: ¡Pues yo sé distinguir lo que está bien de lo que está mal, y no temo a mis padres! Bien, primero os diria, seguro que vuestros padres no han sido unos maltratadores y por ello habéis recibido afecto por parte de ellos y eso a contrarestado esta aversión. Y segundo, también habéis recibido un proceso en la adolescencia llamado "internalización de la cultura" en el que habéis aprendido cómo comportaros. Eso no quiere decir que si a un niño se le enseña desde pequeño racionalmente a comportarse no ganemos mucho recorrido, y no hace falta que nos tengan miedo para hacerlo. Los niños, no son tontos y entienden muy bien lo que les explicas, y tampoco hace falta decírselo mal para hacerte respetar, todo lo contrario, un tono firme y serio hace que el niño entienda perfectamente que estás enfadado. Pero si les hablamos mal, podremos crear en ellos (sobretodo niños con alta sensibilidad) sentimientos negativos hacia la propia persona que únicamente les perjudicará en la adultez creando personas con una baja autoestima.

Siempre hay que decir que cada persona es un mundo y a cada niño le puede afectar de manera diferente este tipo de castigo en función del entorno en el que se desenvuelva.

Entonces, ¿cómo lo castigo?

Una de las mejores formas, que hoy en día ya se aplica muy frecuentemente es el castigo negativo. Este es, para que me entendáis el típico: "Hoy te has quedado sin Play". Se trata de quitarle al niño algo que le gusta mucho. En el caso de la comida, si no se ha comido el plato, no se le dará las natillas de chocolate de postre. Es muy efectivo siempre y cuando SE CUMPLA. Esto es muy importante ya que si no, le estamos enseñando al niño a que puede tomarnos el pelo, nos estamos desacreditando. También, es importante una explicación, por ejemplo: "Si no te comes el plato, sabes que tampoco habrá postre". En el caso de que no lo cumpla, se le castiga.

El tiempo fuera es otra forma de castigo muy recomendada cuando la situación se nos escapa de las manos. Por ejemplo, cuando se está armando jaleo. En ese caso, cojes a tu hijo y lo quitas físicamente de la situación que le hace hacer ese comportamiento, dicíendole que salga de la habitación. Es el típico: "Vete al rincón de pensar". Esta forma de castigar la recomiendo muy puntualmente, en situaciones en que no se pueda hacer nada más. Sin embargo, cabe destacar que ese tiempo no debe ser muy largo (no debe exceder los 10 minutos) ya que sino sería aversivo y también es importante que le expliquemos porque ha tenido que salir de la habitación. Cuando vuelva, también es imprescindible que reforzemos que lo está haciendo bien.

Otra forma para reducir las malas conductas de tu hijo es el refuerzo de otras conductas. Muchos estudios han corroborado que reforzar al niño, es decir, decirle lo que hace bien y premiarle por ello, produce efectos muy positivos tanto en las relaciones con tu hijo, como en el crecimiento personal de éste. Por tanto, cuando realize una conducta que no queremos, le avisaremos que no nos gusta y cuando realize lo que queremos le haremos saber que si nos gusta. Esto es lo que falta hoy en día en la mayoría de padres, para la correcta educación de nuestros hijos. Se nos olvida reconocerle lo que hace bien y sin embargo, para un niño y para todo adulto, este reconocimiento es suficiente para motivarnos a seguir haciendo aquello que se nos ha reconocido. ¿Cómo te sientes cuando tu jefe te dice lo bien que has hecho algo? Pues a los niños también. En el caso anterior sobre la comida, le diremos que tiene que comerse el plato y si no se lo come, no haremos absolutamente nada, pero en el momento en el que empieze a comer le diremos que lo está haciendo muy bien y le animaremos a que siga.

Esta visión diferente del castigo, nos permite EDUCAR a personitas que en un futuro se convertirán en personas y mucho de lo que realizemos en el tiempo en que son esas personitas, repercutirá en el tiempo en que serán personas.

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Un abrazo,

Raquel

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