viernes, 22 de febrero de 2013

Nuestro cerebro bajo el control del Neuromárketing


¿Te imaginas un mundo dónde nuestro cerebro esté controlado por las leyes del consumismo?
 Pues no tan lejos de la realidad, existe el Neuromárketing, una disciplina que se encuentra en el camino en que se cruzan la psicología y la publicidad. Dicha ciencia, se encarga de trasladar los estudios que realiza la neurología sobre nuestro cerebro a los estudios de publicidad y márketing intentando predecir la conducta del consumidor, aumentado así los beneficios de las empresas que intentan vender su producto. Esta disciplina nos muestra por qué en varias tiendas de ropa la música está a todo volumen y sin embargo, en supermercados por ejemplo, la música es cálida y tenue. Esto es así ya que en el primer caso la empresa quiere fomentar nuestra impulsividad, y por tanto, la música estridente bloquea nuestro autocontrol y hace que compremos compulsivamente. Sin embargo, en el segundo caso, intentan que realizes la compra con más tranquilidad para que puedas visualizar todos los productos que se te ofrecen y compres aún sin necesitarlo.

Pues bien, el Neuromárketing cada vez más se está decantando por estudios de otro sentido diferente, el olfato. Parece ser que dicho sentido es el que más rápido se procesa y por tanto, el que antes se registra en nuestro cerebro emocional. Sin ir más lejos, la multinacional tan conocida por todos nosotros como lo es McDonals, utiliza estudios de Neuromárketing en que se le presentan a varias personas, diferentes olores y mediante neuroimágenes de nuestro cerebro, observan cuales hacen que se nos activen zonas del cerebro que se activan en situaciones placenteras, y por tanto las introducen en sus componentes alimentícios. Por eso decimos lo de: "Mmm huele a McDonalds"
No sólo esta multinacional utiliza el Neuromárketing, marcas tan conocidas como Nestlé o L'Oreal, utilizan electrodos que registran las subidas electroencefalográficas al visionar sus anuncios publicitarios.
Otros aspectos como la colocación de los productos en el supermercado también los estudia el Neuromárketing mediante unas gafas especiales que registran el movimiento ocular.

Esto beneficia en gran parte a las multinacionales y cada vez más se les tacha con la palabra manipulación ya que estudian la manera en como controlar tu mente para qué realicen el comportamiento deseado. Pero que no cunda el pánico, los seres humanos tenemos algo muy preciado que nos define y nos hace ser la espécie más evolucionada del reino animal y es la capacidad razonar. Si tenemos esto, nada ni nadie podrá controlarnos jamás.

jueves, 14 de febrero de 2013

El amor, una versión diferente


Te haré una pregunta..."¿qué es el amor?"  ¡Piénsalo antes de seguir leyendo!
Seguramente se te haya ocurrido algo como que es el conjunto de sensaciones que sientes por la otra persona, a lo a gusto que estas con ella, las ganas que tienes de verla, el pensar siempre en ella, el tener ganas de compartir todo lo bueno y lo malo que te suceda, e incluso querer pasar el resto de la vida junto a ella. Bien, ahora te digo yo, eso no es el amor, eso es el conjunto de cosas que derivan del amor, ¿no es así? Pues bien, ¿qué es el amor? ¿dónde está? ¿de dónde viene? Son preguntas que los seres humanos no nos hemos formulado jamás ya que nos basta y nos sobra con sentirlo.


Hoy te ensañaré la respuesta a esas preguntas. Bien, muchos estudios neurológicos confirman que el amor se haya en un sistema cerebral llamado sistema límbico. Este sistema está relacionado con el refuerzo y el placer, por tanto se activará en conductas sexuales o de adicción, cuando realizamos una actividad que nos guste, cuando se nos premie, etc... Este proceso empieza al recibir un estímulo emocional, por ejemplo que la persona amada esté delante, así se activa una parte importante de nuestro cerebro emocional, la amígdala. Ésta es la que se encarga de enviar las órdenes a nuestro cuerpo para que se den las reacciones propias del amor: el cosquilleo en el estómago, el embelesaminto, la flojera... También activa el sistema límbico del placer, es decir se activan las neuronas del área tegmental ventral y éstas envían el neurotransmisor dopamina al núcleo accumbens. Contra más dopamina, más placer. Así, en dichos estudios, se mostraban imágenes de las personas a las que amaban los participantes y se podían observar las diferentes partes del cerebro relacionadas con este sistema, en activación.
 
Por tanto, ¿qué hace que la amígdala active este sistema y no otro? Bien, ésta tiene un sistema de registro a través del hipocampo en el que guarda las emociones condicionadas y las reconoce al instante. Por ello, nuestro cerebro interpreta una mirada de la persona amada como algo especial.

Ahora que ya sabemos que el amor no es más que una simple liberación de dopamina, podríamos dejar a Cupido en paro y cerrar el chiringuito, pero eso a ningún ser humano le gustaría. Necesitamos saber que es algo más y nos disgusta la idea de pensar que somos deseados simplemente porque se libera un neurotransmisor en una zona del cerebro y no en otra. Pues bien, os diré que sí, es algo más, las personas nos enamoramos de ESA persona y no de otra y el por qué de esto quizás Cupido tenga algo que ver.