domingo, 17 de marzo de 2013

La verdad oculta del estrés


¿Cómo te sientes cuando acabas de correr una larga distancia?
Te sientes cansado, fatigado, incluso se te nubla la vista, ¿no es así? Esto pasa en nuestro sistema inmunológico cuando se padece estrés.

La Psicoinmunologia es la ciencia que investiga cómo las emociones afectan a nuestro sistema inmunitario. Esta ciencia ha estudiado durante mucho tiempo las causas que nos produce padecer estrés crónico y pueden ser muy dañinas a nivel fisiológico. Han descubierto que la respuesta de nuestro cuerpo ante el estrés es activar el sistema nervioso autónomo el cual produce que se viertan en nosotros una gran cantidad de hormonas y neurotransmisores, principalmente glucocorticoides y la adrenalina. Estos a pequeña escala son inofensivos, es más, señoras y señores, ¡necesitamos el estrés! ¿Qué haríamos cuando cruzamos la carretera y vemos que un coche viene a toda velocidad hacia nosotros, si no tubiéramos la capacidad de activarnos automáticamente para apartanos? Esta reacción de alarma es adaptativa, la necesitamos para sobrevivir, pero empieza a ser perjudicial cuando perdura a lo largo del tiempo sin motivo aparente.
Lo perjudicial de los glucocorticoides es que en gran escala inhiben el sistema inmunitario, es decir, hacen que éste no actue ante enfermedades infecciosas y alérgicas. Y por otro lado gran cantidad de adrenalina fomenta la actividad del sistema inmunitario, incrementando la producción de anticuerpos, y por tanto, esta sobrestimulación puede agravar ciertas enfermedades autoinmunes. Es lo que decíamos anteriormente, es lo más parecido a lo que ocurre cuando obligamos a nuestro cuerpo a correr una cierta distancia, lo aceleramos, hacemos que trabaje más rápido, pero luego eso tiene consecuencias.

Muchos investigadores inciden en esta idea indicando además que tenemos dos tipos de edades: la cronológica y la edad inmunológica. Esto quiere decir que alguien estresado puede tener una edad de 30 años, pero a nivel inmunológico puede tener 60 ya que éste se degrada a lo largo del tiempo y el estrés se ha encargado de degradarlo antes de tiempo.

Bien, por último quisiera decir que el estrés lo hemos catalogado como la expresión coloquial que significa estar muy atareado, pero es una enfermedad que afecta a un gran número de personas en nuestra sociedad y que puede quedar como algo en el trasfondo de nuestro armario y que puede ser la causa de muchas de las enfermedades que padecemos.

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¡un abrazo!

lunes, 4 de marzo de 2013

Tu socio en el negocio de la vida: La Inteligencia Emocional

Veamos, define persona inteligente. ¿Quién es inteligente? Supongo que en tu cabeza habrá aprecido la imagen de aquel compañero de clase que sacaba muy buenas notas y que tenía una carrera educativa bien garantizada o aquella persona de vuestro entorno que sabe de todo y se expresa con lenguaje correcto ¿no es así?
Ahora te propongo una reflexión: ¿Quién es más inteligente, aquel que tiene éxito en la vida y disfruta de un pleno bienestar, o aquel alumno estresado capaz de razonar con rapidez y solucionar problemas complejos?
La inteligencia que conocemos todos es una de las características más valoradas en nuestra sociedad. Y sí, es un punto muy fuerte y beneficioso para la persona que lo posee, pero, ¿de qué sirve, si esta persona no es capaz de gestionar su vida y sus emociones para que le vayan bien las cosas y poder vivir bien disfrutando de su bienestar?
Aceptamos, pues, la frase: "Más vale un grano de buen sentido que montañas de inteligencia"
Del tipo de inteligencia que estamos hablando, se trata de la inteligencia emocional. Dichas personas son capaces de superar situaciones difíciles porque saben qué hacer para quitarse el malestar, también saben adelantarse a las propias situaciones y por tanto toman correctas decisiones. Controlan bien el tiempo e interpretan la realidad tal y como es, sin inferencias subjetivas que hacen que se distorsione la situación concreta.
Por tanto, esta inteligencia emocional es la fusión correcta de lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Cuando existe un desajuste en alguna de estas tres partes, se produce en nosotros un malestar interno que nos causa el estrés. Por ejemplo, si trabajamos de algo que odiamos tendremos un desajuste entre lo que pensamos (tengo que trabajar en algo que no me gusta), lo que sentimos (odio este trabajo), y lo que hacemos (acción de trabajar).
Pues bien el gran fracaso de las personas consiste en intentar cambiar la emoción, creyendo que así se sentirán mejor, lo cierto es que la razón se encuentra en un sistema cerebral mucho más nuevo evolutivamente hablando que el cerebro emocional. Por tanto, podemos decir que la razón es un jefe ante la emoción.
Así, la inteligencia emocional se basa en modificar la razón y con esto conseguir cambiar el modo de ver las cosas, y de esta manera nuestras emociones cambiarán también. Tienes que valorar los beneficios a largo plazo frente a la frustación y saber encontrar las gratificaciones en situaciones complejas.
Por tanto, si conseguís esto tenéis muchísimo terreno ganado, así que, ABRE TU MENTE, CUESTIONATE TODO LO QUE PIENSES y las emociones de bienestar vendrán solas. No busques el éxito en una inteligencia tan cuadriculada como la que nos da el cociente intelectual, búscala en ti mismo y las cosas empezarás a verlas mejor. Ese es el gran secreto. TU haces tu vida, no la vida te hace a tí..

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